Emilia sabía que todas las cosas pasaban por algo, pero aun había cosas que no comprendía. Solo el destino sabia porque había dejado que su amor platónico se le acercara y de tal manera. Ella todavía no puede creer lo que estaba sucediendo, solo se dejaba llevar por el tiempo y el mismo camino de su destino.
Todo comenzó con una famosa solicitud de amistad de más de un año pero sin ningún contacto. Desde el momento que lo vio se enamoro platónicamente. Para ella él era imposible, pero eso cambió desde el día que comenzaron a hablar, descubrieron que eran extremadamente parecidos, según sucedían las cosas eran tal para cual. Emilia no tenía pensado declararle que le gustaba, no antes de que él lo hiciera, ella tampoco creía que le sucediera lo mismo, pero ese momento llegó. Él decidió decirle lo que sentía y ella rápidamente respondió lo mismo. Ya a esta altura no podía creer lo que sucedía estaba cayendo entre ilusiones ante lo que se suele llamar “amor” si así se le puede decir. Lo que Emilia descubrió con el pasar de los días y las horas era que él le importaba cada vez mas, paso de estar despreocupada por si él aparecía o no, a estar pendiente no tanto pero pendiente.
Luego de días de apariciones y desapariciones, de estar y no estar en contacto seguían apareciendo indicios de que ella le interesaba realmente. Pero Emilia dudaba aun de esas palabras no porque no le creyera sino porque temía lo que podía suceder si se ilusionaba de más. Ella se caracteriza por tener los pies sobre la tierra y mantenerse fría ante algunas cosas, pero con él, se le complicaba ser totalmente racional.
La última vez que hablaron era todo color de rosas, ella se mantenía normal pero ya había llegado a las nubes, eso mucho no duró, calló en picada sin más contra el suelo. Todo por unas simples palabras que encontró en una web, obviamente escritas por él. Esto la llevo a caer en la realidad y replantearse todo lo que se habían dicho, nada esta aclarado, aun ella necesita una explicación. SOLO ESPERA UNA RESPUESTA.
Antonella Santoro Urquijo 6 de agosto 2012
